B4.C1.1. Define el concepto de “unión dinástica” aplicado a Castilla y Aragón en tiempos de los Reyes Católicos y describe las características del nuevo Estado
La unidad dinástica es la unión en matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón en 1469, uniendo a Castilla y Aragón en un único estado, pero cada reino conservando sus propias leyes e instituciones.
Características del nuevo Estado:
Con los Reyes Católicos protagonizaron una gran labor de fortalecimiento del poder de los monarcas, la autoridad de los monarcas fue restaurada y se consolidaron las instituciones de gobierno y la hacienda pública.
La reorganización del sistema de Hacienda fue una primera y necesaria medida de los monarcas. Adoptada en las Cortes de Toledo de 1480, se revisaron las mercedes (concesiones a los nobles) efectuadas durante el reinado de Enrique IV. Esta medida, que perjudicó esencialmente a los nobles que habían apoyado a Juana "la Beltraneja", permitieron a los monarcas rescatar más de la mitad de sus rentas. En 1476, en las Cortes reunidas en Madrigal de las Altas Torres, se aprobó la constitución de la Santa Hermandad, organismo policial y judicial, que ejercía también una importante labor en la recaudación de impuestos. La Santa Hermandad fue clave en la restauración de la paz y el orden en el reino. En 1480 se reorganizó el Consejo Real, dando el papel central a los letrados, salidos de las Universidades con sólida formación jurídica. Los nobles quedaron relegados a un papel meramente consultivo. Otras medidas importantes fueron el control real de las Órdenes Militares (Santiago, Calatrava, Alcántara) y el fortalecimiento de la administración de la justicia, con dos Reales Chancillerías en Valladolid y Granada.
En la Corona de Aragón, debido a su tradición política "pactista" el poder monárquico tuvo muchas más dificultades en fortalecerse. No obstante, el poder de los lugartenientes generales, importantes por la frecuentes ausencias de Fernando I, fueron reforzados.
B4.C1.2. Explica las causas y consecuencias de los hechos más relevantes de 1492
En enero de 1492 culminó la conquista del reino nazarí de Granada. Acababa así la Reconquista y la presencia musulmana de la península. Boabdil, el último monarca del último reino musulmán de la península Ibérica se rindió.
Cristobal Colón hizo escala (una parada) en Gran Canaria, y luego zarpó de la isla de la Gomera en el viaje de descubrimiento el 3 de agosto de 1492. Partieron 3 naves, que llegaron a una pequeña isla de las Antillas el 12 de octubre. Colón creyó haber llegado a Asia, pero se había encontrado con la existencia de un continente desconocido en Europa: América. Sin duda, fue uno de los hechos más importantes de la historia europea y condicionó la evolución política, social y económica de los siglos siguientes, comenzando con el Tratado de Tordesillas, que consistía en una partición de terreno entre Castilla y Portugal: Occidental para Castilla y Oriental para Portugal.
Los españoles fueron explorando este nuevo mundo, creando colonias. Esta colonización tenía como objetivo la explotación económica del territorio y la cristianización de los indios. Estos indígenas debían estar bien cuidados por los encomenderos, espiritual y terrenalmente, asegurando su protección y adoctrinamiento cristiano (a pesar de los abusos y maltratos que se llevaron), dando lugar a las Leyes Nuevas de 1542, prohibiendo la esclavitud india.
Otra consecuencia de esta colonización fue el mestizaje entre los indios y los europeos.
La expulsión de los judios de España en 1492 fue el mayor ejemplo de la brutal política antisemita emprendida por la Inquisición española, dando como consecuencia que un total de 40000 judios abandonaran la península. Otros optaron por quedarse, convirtiéndose al cristianismo.
B4.C2.1. Comenta y compara mapas sobre los imperios territoriales de Carlos I y de Felipe II, y explica los diferentes problemas que acarrearon.
Mapa territorial de Carlos I
Al morir su abuelo materno, Fernando, en 1516, Carlos de Habsburgo, que ya había heredado los territorios de Borgoña de su abuela paterna, se hizo coronar Rey de Castilla y Aragón e inició viaje a la península. El nuevo monarca no conocía el castellano y vino acompañado de consejeros flamencos que ocuparon los más importantes puestos en la Corte y la Iglesia.
Una vez coronado, Carlos I convocó Cortes para que votaran nuevos impuestos. La reacción fue inmediata en Castilla, las protestas le recordaban al rey su obligación de residir en el reino y de respetar las leyes del reino. Similares protestas surgirán en Aragón ante la demanda de nuevos impuestos.
Las Comunidades de Castilla:
Descontento creciente. La mayor parte de las ciudades de la zona central del reino se rebelaron contra la autoridad del monarca.
Las causas de la rebelión son complejas:
- La aristocracia castellana veía como una humillación que el rey hubiera entregado la administración del reino a consejeros flamencos y hubiera dejado a Adriano de Utrecht como gobernador del reino en su ausencia.
- Carlos había empleado el dinero de los nuevos impuestos en conseguir la elección como Emperador alemán
- Carlos había desdeñado el requerimiento de que aprendiera castellano y respetara las leyes del reino
- La burguesía urbana temía que se volviera a la tradicional política de exportar la lana en bruto a Flandes lo que iría en detrimento de la artesanía textil castellana
Al salir Carlos de Castilla, la revuelta estalló en Toledo y pronto se extendió a otras ciudades. Las autoridades reales fueron depuestas y sustituidas por nuevos regidores comuneros.
Tras el incendio de Medina del Campo por las tropas del rey, la insurrección se generalizó. Los Comuneros crearon la Santa Junta en Tordesillas, gobierno rebelde, que exigió la retirada de los impuestos (servicios) aprobados en Cortes, el respeto a las leyes del reino y la marcha de los consejeros flamencos. Los Comuneros intentaron sin éxito convencer a doña Juana, recluida en un castillo de Tordesillas, a que se pusiera al frente de la rebelión y apoyara a las Comunidades. La rebelión propició el desorden social y hubo rebeliones antiseñoriales en algunas zonas. La nobleza empezó a alejarse de los comuneros. Las disensiones internas y la radicalización antiseñorial del movimiento debilitó a los Comunidades. Tras la derrota de las tropas comuneras en Villalar en 1521, todas las ciudades abandonaron el movimiento, excepto Toledo que fue finalmente dominado en 1522. Los dirigentes comuneros Padilla, Bravo y Maldonado fueron ejecutados. La derrota comunera significa el inicio del absolutismo en Castilla y el reforzamiento del poder del rey.
Las comunidades Germanías:
Las causas del movimiento las encontramos en la crisis económica y las epidemias que se abatieron sobre el reino de Valencia, a lo que se vino a unir el descontento social en entre los artesanos y los pequeños comerciantes enfrentados con la oligarquía urbana (grandes comerciantes) y la nobleza.
La rebelión de las clases populares, la Germanía, se inició en la ciudad de Valencia en 1520 aprovechando que la nobleza había huido de la ciudad por la peste. Pronto la revuelta se extendió hacia el sur del reino. Los agermanats también atacaron a los moriscos, a los que, además del odio religioso, acusaban de ser sumisos a la nobleza y a la Corona. Aunque Carlos V reaccionó lentamente, Valencia no era tan importante como Castilla para el poder en sus reinos, finalmente ordenó al Virrey que reprimiera el conflicto. El conflicto degeneró en un enfrentamiento directo entre agermanats y la nobleza valenciana. Finalmente la rebelión fue reprimida en 1522.
Mapa territorial de Felipe II
Felipe II fue hijo del emperador Carlos V y de Isabel de Portugal. Tras la abdicación de Carlos I en 1556 gobernó el imperio integrado por los reinos y territorios de Castilla, Aragón, Navarra, el Franco-Condado, los Países Bajos, Sicilia, Cerdeña, Milán, Nápoles, Orán, Túnez, toda la América descubierta y Filipinas. A estos vastos territorios se le unió Portugal y su imperio afroasiático en 1580. Con Felipe II (1556-1598) la hegemonía española llega a su apogeo. Carlos I había cedido en su abdicación a su hermano Fernando el Imperio Alemán y las posesiones de los Habsburgo en Austria. En adelante, dos ramas de la misma dinastía gobernarán en Madrid y Viena. Tras viajar por Italia, los Países Bajos. Felipe II se asentó en la nueva capital, Madrid, desde donde gobernó con plena dedicación su enorme imperio. A diferencia de lo que ocurrió con su padre Carlos I, con Felipe II el centro de gravedad del Imperio se asentó en la península, especialmente en Castilla.
Los principales problemas internos del reinado de Felipe II fueron la muerte en 1568 del príncipe heredero Carlos y la poderosa figura de su secretario Antonio Pérez, quien finalmente fue destituido y acusado de corrupción. Huyó del país y se convirtió en un activo propagandista contra Felipe II. Apoyado por los enemigos exteriores del rey, fue un elemento clave en la formación de la "Leyenda Negra".
Sus sucesivos matrimonios fueron parte importante de su política exterior. Se casó por con María de Portugal en 1543 y, tras su muerte, con María I Tudor, reina de Inglaterra, en 1554. La pronta muerte de la reina que trajo de volver al catolicismo en la isla, llevó a que Felipe se casara con la francesa Isabel de Valois en 1559. Al quedarse nuevamente viudo y sin herederos varones, se casó por cuarta vez, en 1570, con su sobrina Ana de Austria, madre del sucesor al trono español, Felipe III.
La idea de la unidad religiosa marcó la política de Felipe II. No dudó en intervenir ante la amenaza de las incursiones berberiscas y turcas en las costas mediterráneas. Felipe II obtuvo una gran victoria, aunque no la definitiva, en la batalla de Lepanto en 1571. En el interior peninsular el monarca reprimió duramente las sublevaciones moriscas como, por ejemplo, en las Alpujarras granadinas.
En Europa se enfrentó con Francia por el control de Italia (Nápoles y el Milanesado). La paz en Cateau-Cambrésis en 1559 fue favorable a los intereses españoles en la península italiana. Tras la muerte de su esposa María Tudor, las relaciones se hicieron cada vez más hostiles con Inglaterra, que apoyaba a los rebeldes protestantes en los Países Bajos. El intento de invadir la isla en 1588 con la Armada Invencible acabó con un gran fracaso que inició el declive del poder naval español en el Atlántico.
Felipe II no pudo acabar tampoco con el conflicto político (mayor autonomía) y religioso (revuelta calvinista) generado en los Países Bajos. Ninguno de los sucesivos gobernadores pudieron impedir que la rebelión se asentara y llevará finalmente en el siglo XVII a la independencia de las Provincias Unidas (actuales Países Bajos).
(habla sobre sus problemas que acarrean no de las alegrías, para que lo e tiendas)
En las Cortes de Tomar, tras morir sin descendencia el rey portugués Sebastián. En 1578 moría el rey Sebastián I de Portugal en la batalla de Alcazarquivir. El rey carecía de descendencia y varios candidatos aspiraban al trono que detentaba la dinastía Aviz. Felipe II, rey de España y tío del fallecido y descendiente directo del rey Manuel I de Portugal por línea directa, reclamó sus derechos al trono. Parte importante de la nobleza y los grandes comerciantes portugueses favorecía la pretensión española. La unión ibérica podía traer importantes beneficios políticos y económicos. Las clases populares portuguesas, sin embargo, no veían con buenos ojos la anexión a España. Finalmente, Felipe II decidió la invasión de Portugal que encargó al Duque de Alba. Las tropas castellanas llegaron a Lisboa sin encontrar apenas resistencia. Finalmente las Cortes portuguesas reunidas en Tomar proclamaron rey a Felipe II en 1581. El que sería conocido como Felipe I de Portugal permaneció tres años en Lisboa.
B4.C3.2. Explica los principales proyectos de reforma del Conde Duque de Olivares.
El válido de Felipe IV, el Conde Duque de Olivares, trató de que los demás reinos peninsulares colaboraran al mismo nivel que Castilla en el esfuerzo bélico que agobiaba a una monarquía con grandes dificultades financieras. El proyecto de Olivares, la Unión de Armas, desencadenó la crisis más grave del siglo XVII, más concretamente, la crisis de 1640. La Unión de Armas consistía en que tanto Castilla como Aragón pagara de igual manera, pues había muchos costes que cubrir, como el gran esfuerzo militar y la demanda de sacrificios. Cataluña y Portugal se negaron a tal unión, pero aún así se mandaron tropas al estallar la guerra contra Francia. La Unión de Armas fue un tremendo fracaso.
B4.C3.3. Analiza las causas de la guerra de los Treinta Años, y sus consecuencias para la monarquía hispánica y para Europa
La guerra de los Treinta años finalizó con La Paz de Westfalia en 1648, trayendo en consecuencia el triunfo de una “Europa horizontal” basada en monarquías independientes y en la búsqueda del equilibrio diplomático y militar, derrotando a la idea de una “Europa vertical” en la que los reinos estarían subordinados al Emperador y al Papa. La Paz de Westfalia también supuso el fin de la hegemonía de los Habsburgo (Austrias) en sus dos ramas, la de Madrid y la de Viena, en Europa. España reconoció la independencia de Holanda.
A pesar de todo, La Paz de Westfalia no significó el fin de las hostilidades. La guerra contra Francia (que pretendía mantener su soberanía en Cataluña) continuó hasta el 1659. Para mayor complicación para España, Inglaterra se puso al lado de Francia y ocupó la isla de Jamaica (1655). Por fin, la paz se firma con Francia tras la derrota de Las Dunas (1658), es la paz de los Pirineos (1659), donde Felipe IV aceptó importantes cesiones territoriales. Para España supuso la pérdida de Artois, en los Países Bajos, de diversas plazas flamencas y la de los territorios catalanes de Rosellón y la Cerdaña en beneficio de la Francia de Luis XIII. De esta manera la frontera entre dos países quedó como actualmente está y es hoy en día la más antigua de Europa. Luis XIV seguía expandiendo Francia, siendo la monarquía de Carlos II incapaz de frenar dicho expansionismo, con la consecuencia de España cediendo territorios europeos en las Paces de Nimega, Aquisgrán y Ryswick.
B4.C3.4. Compara y comenta las rebeliones de Cataluña y Portugal de 1640.
La crisis de 1640 tuvo dos escenarios principales: Cataluña y Portugal.
-Cataluña no estaba a favor de la Unión de Armas del Conde-Duque de Olivares, pero aun así el mismo Conde mandó tropas al Principado al estallar la guerra contra Francia. La presencia militar castellana provocó muchas revueltas entre el pueblo catalán, provocando que en 1640 grupos de campesinos atacasen Barcelona, asesinando al virrey y haciendo huir a las autoridades. El lugarteniente del rey fue asesinado, y eso provocó que la Generalitat presidida por Pau Claris se pusiera al frente de la rebelión. Los rebeldes aceptaron a Francia como líder. Un ejército galo se adentró en Cataluña, derrotando tropas castellanas en Montjüic. El Rosellón y Lérida fueron conquistadas en 1642. En 1652 cayó Barcelona y la Corona Española perdió al Rosellón y la Cerdaña en la Paz de los Pirineos de 1659.
-Portugal, aprovechando la crisis catalana, inició una rebelión propia en 1640. La falta de ayuda castellana ante los ataques de Holanda contra las posesiones Portuguesas en Asia, y la presencia de castellanos en el gobierno del reino provocó que se dejaran de ver ventajas en la Corona Española. La rebelión, organizada en torno a la dinastía de los Braganza, se extendió rápidamente. Francia e Inglaterra deseaban debilitar a España, así que decidieron apoyar a Portugal. Finalmente, Mariana de Austria, la madre-regente de Carlos II, acabara reconociendo la independencia portuguesa en 1668.
B4.C3.5. Explica los principales factores de la crisis demográfica y económica del siglo XVII, y sus consecuencias.
El siglo XVII fue un siglo de crisis económica en Europa en general, en el Mediterráneo en particular, y, muy especialmente, en la Península Ibérica. En la Corona española la crisis fue más temprana y más profunda que en el resto de Europa
En la primera mitad del siglo aparecen serios problemas demográficos: Cruentas epidemias, como la peste, se repitieron periódicamente, coincidiendo con épocas de carestía y hambre. Otros factores: la expulsión de los moriscos en 1609 supuso la pérdida del tres por ciento de la población del reino, siendo especialmente grave en Valencia y Aragón. Las frecuentes guerras exteriores y el incremento de los miembros del clero que redundó en descenso de la tasa de natalidad también afectaron a esta crisis.
En la segunda mitad del siglo, la crisis continuó y se agudizó. A la decadencia de la agricultura, agravada por la expulsión de los moriscos, se le unió la de la ganadería lanar, que encontró graves dificultades para la exportación, y la de la industria, incapaz de competir con las producciones extranjeras.
El comercio también entró en una fase recesiva. La competencia francesa en el Mediterráneo y la competencia inglesa y holandesa en el Atlántico, agravaron una coyuntura marcada por el creciente autoabastecimiento de las Indias y el agotamiento de las minas americanas. Consecuencia de la crisis comercial fue la disminución de la circulación monetaria.
La situación fue empeorada por la incorrecta política económica de los gobiernos de la Corona, que agravaron más que solucionaron los problemas: envilecimiento de la moneda (menos plata en su contenido), devaluación monetaria, aumento impositivo…
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